lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Por qué una tutoría?

Soy escritor y sé que es un camino difícil, pero que no cambiaría por nada.

Soy escritor y sé que uno, por suerte, no termina nunca de aprender.

Soy escritor y si pudiera hacer un pacto con el diablo para que me dijera cómo se hace la gran obra, o tan siquiera un “best seller”, lo haría, y nunca, ni bajo tortura, se lo contaría a nadie. Porque nadie conoce la cara de ese dios inasible, pero en su búsqueda está el atractivo, que crea adicción.

Pero, porque soy escritor, se que muchas veces el ego nos hace trampas y le perdonamos la vida a textos que no se lo merecen, porque están en el sitio inadecuado.

También se que muchas veces intuimos que vamos por el camino equivocado, que tal vez la voz narrativa o el punto de vista que adoptamos está equivocado, pero no vemos dónde está el problema, y eso nos angustia.

¿Cuál es la solución? Conozco una sola respuesta, que siempre funciona: un cómplice.

Ese otro que decide jugar para nosotros. El que no se pone en el lugar del amigo que perdona y elogia. El que no se coloca en el lugar del maestro, que tiene todas las respuestas. El cómplice juega de espejo, de abogado del diablo, para confirmar nuestras dudas y proponernos los caminos que más nos puedan ayudar para escribir NUESTRO cuento, NUESTRA novela.

Esa es la función de una tutoría, que no puede darse sin el compromiso personal entre uno y otro. Yo lo llamo complicidad.

La tutoría necesita de espacio de contacto personal, o a distancia, pero siempre íntimo, sin exposición pública, sin la mirada de terceros, donde el escritor puede manifestar sus dudas, sus temores y sus errores, sabiendo que quien lo escucha está de su lado. Siempre. Con generosidad.

Dónde, cuándo, cómo

Dónde:
-Para los autores que compartan ciudad ofrecemos encuentros cara a cara, en sitios de trabajo reservados para esto. Con el objetivo de lograr una mayor agilidad, el encuentro personal se complementa con el envío de los materiales a revisar a un mail habilitado a ese efecto.
-Para quien se encuentra en cualquier otra parte del universo en que se habla y escribe en castellano, el encuentro se celebra por Skype. También se agiliza la circulación del material de trabajo con un mail habilitado.
Cuándo y cómo: A acordar.
Requisitos:
1-El autor interesado –o el grupo, si se trata de más de uno- tiene que enviar una muestra de lo que ha hecho hasta hoy: un relato o un fragmento de novela.
2-Nos contará cuáles son sus deseos y en qué dirección quiere ir. Si le interesa perfeccionarse en el relato, el cuento, los formatos breves. Si lo que quiere realizar es una novela, y qué clase de novela: romántica, histórica, negra, etc. O si lo que busca hacer periodismo, crónica, incorporando herramientas literarias.
Estos dos requisitos son necesarios porque la capacidad de atención personalizada tiene un límite humano, y sobrepasarla traicionaría el pacto entre autor y tutor, o cómplice. Al mismo tiempo permitirá que el tutor proponga pautas de trabajo específicas y adecuadas para conseguir lo que busca el autor. En ese sentido es importante precisar que, para la valorización eficiente de los textos, se pondrá un límite de 50 folios por sesión, a menos que el tutor amplíe el número de folios porque el trabajo lo requiere.
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Costo:
A negociar según el tipo de trabajo y el tiempo que pueda requerir.
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